He cruzado la línea hace tiempo, descorriendo casi todos los velos, quitando todas las máscaras/la persona; y me he asomado a otros mundos. Vivo en lo que Baudelaire definía como 'chambre double', la cual sólo abandono para ocuparme de las cosas más necesarias. Mi "estar aquí", mi presencia, se parece a un sueño hibernal iluminado… Vivo instalado en un constante viaje iniciático, en una epopeya que nadie puede imaginar siquiera…

viernes, 11 de marzo de 2016

Tributo... Lo que debo a mi Maestro... Un recuerdo revelador sobre la práctica del Kendo...

TRIBUTO... LO QUE DEBO A MI MAESTRO... UN RECUERDO REVELADOR SOBRE LA PRÁCTICA DEL KENDO...

 Con el paso del tiempo, más y más vislumbro la enorme importancia de todo el Conocimiento que me transmitió, de una manera completamente desinteresada, mi maestro Abu Omar Yabir (1953-2009), al que he rendido homenaje en más de una ocasión en este blog y en mi muro en la red social de facebook. Mi gratitud hacia su persona, por toda su inmensa generosidad, es infinita. Con enorme paciencia y con auténtica destreza y maestría me transmitió, durante largos años y al completo, la Gnosis relacionada con TODAS las Tradiciones Sapienciales, desde la Alquimia, la Botánica, la Espagiria, el Sufismo, el Esoterismo... hasta el Saber del Antiguo Egipto, la Astrología y la Astronomía, el Código del Bushido, la Filosofía, el Hermetismo, el Arte, la Geometría Sagrada... 
 





Anoche tuve un sueño que fue realmente el recuerdo vivo de algo que sucedió en numerosas ocasiones durante la práctica del Kendo que él me enseñó, dentro del amplio y noble y elevadísimo Código del Bushido. En verdad, dicho sea de antemano, hay pocos caminos más equilibrados y más armoniosos que el Kendo, lo puedo asegurar. Gracias al camino de la espada, de la noble acción, conocí por experiencia lo que es el acto guerrero de la impecabilidad. Sí, por propia experiencia descubrí que la lucha nunca puede tener como objetivo el abismar definitivamente esa división que a la dialéctica le agrada generar por doquier; sino que la acción consciente tiene como único fin el reunir otra vez en la fragua los componentes de un solo metal, los trozos rotos en un único acero. En el dojo, descubrí todos esos trozos rotos… Todas las miserias de mi ego se me mostraron cruda y abiertamente, sin autoengaños, sin cegueras, para de inmediato, a fuego vivo, fundirlos y templarlos después desde mi Yo más profundo. Desplegar ese panorama, indicar su acción y acometerla es desde entonces la misión de mi vida y de mi obra…
 
 
 

A título de detalle más que curioso y revelador, el sueño del que hablaba fue realmente un recuerdo que se coló en el mundo onírico. Cuando practicaba Kendo con mi Maestro, usando espadas de bambú (o bien las de acero cuando nos poníamos la armadura samurái), luchábamos, en alguna ocasión, con los ojos vendados con el objetivo de sentir la energía del otro. Era impresionante, porque ruido no había ninguno, ya que nos batíamos descalzos sobre el tatami del dojo, y los movimientos del Kendo son silenciosos y sinuosos, como los de un gato. Entonces sólo teníamos una opción cuando los sentidos externos estaban ‘opacados’, y era desarrollar los sentidos internos, a través del 'Ki' que es el canalizador de la energía y de la luz para poder percibirnos mutuamente… En fin, esto es para vivírselo, porque con la vía de la espada se aprende algo diferente todos los días. Como con la meditación… De hecho, confieso que en todo arte tradicional no se da la más mínima elección/decisión, ni en la pintura, ni en la caligrafía, ni en ninguna arte marcial… En la práctica del kendo, por ejemplo, puedo afirmar categóricamente que no se toma ni una sola decisión deliberada. Hay reglas, hay técnica, hay método (el pie en la tierra) pero no hay elecciones personales, todo es pura espontaneidad, lo único que actúa de verdad es el Espíritu (el pie en el cielo) que da el impulso, que crea... Como en los giros derviches, exactamente igual… Toda una metáfora de lo que es la Vida, nuestra Vida de Iniciados...


 
 
 
 

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