He cruzado la línea hace tiempo, descorriendo casi todos los velos, quitando todas las máscaras/la persona; y me he asomado a otros mundos. Vivo en lo que Baudelaire definía como 'chambre double', la cual sólo abandono para ocuparme de las cosas más necesarias. Mi "estar aquí", mi presencia, se parece a un sueño hibernal iluminado… Vivo instalado en un constante viaje iniciático, en una epopeya que nadie puede imaginar siquiera…

domingo, 20 de marzo de 2016

La calidad de la meditación se verifica en la vida misma...

Caminar estando atentos, por ejemplo, o lavarse los dientes estando atentos: percibir el fluir del agua, su refrescante contacto en las manos, el modo en que cierro el grifo, el tejido de la toalla... Cada sensación, por mínima que parezca, es digna de ser explorada. La iluminación (es decir, esa luz que ocasionalmente se enciende en nuestro interior, ayudándonos a comprender la vida) se esconde en los hechos más diminutos y puede advenir en cualquier momento y por cualquier circunstancia. Vivir bien supone estar siempre en contacto con uno mismo, algo que sólo fatiga cuando se piensa intelectualmente y algo que, por contrapartida, descansa y hasta renueva cuando en efecto se lleva a cabo...

Un escritor no sólo es escritor cuando crea su obra, sino siempre. Un buscador, un explorador de los abismos del interior, no lo es sólo cuando se sienta a meditar, sino siempre. La calidad de la meditación se verifica en la vida misma, ese es el banco de prueba. Por eso, ninguna meditación debería juzgarse por como nos hemos sentido en ella, sino por los frutos que da. Más aún: meditación y vida deben tender a ser lo mismo...
 
Medito para que mi vida sea meditación; vivo para que mi meditación sea vida. No aspiro a contemplar, sino a ser contemplativo, que es tanto como ser sin anhelar... 
 
Pablo D'Ors
 
 
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario