Sin deliberar, sin especular, sin concentrarte, sin pensamientos dispersos. Tan solo deja que todo fluya hacia donde quiera, no intentes sujetarlo, no lo dejes pasar, ni tampoco lo dejes quedarse, sé tú mismo, solo, uno, libre de añadiduras y apéndices, y así, finalmente, la mente por sí sola se volverá clara y pura... - Tao-hsin
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