La sutil sensualidad del grabado japonés, en la Academia de las Bellas Artes
El periodo Edo (1615-1868) es uno de los más esplendorosos de la milenaria cultura japonesa. A la eclosión de la vida urbana, el comercio y la industria, acompañó un florecimiento de las bellas artes de inusitada brillantez en el terreno de la estampa, que reflejó el fulgor de la placentera vida social en ciudades como Edo, la actual Tokio. La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando repasa esa brillante etapa con la muestra 'Fantasía en escena. Kunisada y la escuela Utagawa'. Es una aproximación a la sensual exquisitez de la cultura nipona través de 116 estampas de la extraordinaria y desconocida colección del género ukiyo-e, donada a la Corona española en 2007 por Tadashi Goino, un amante de nuestro país, y que conserva la Academia de Farmacia.
Las delicadas y coloristas estampas, centradas en buena parte en el popular teatro kabukim en los salones de té, casas de placer y paisajes urbanos, no habían sido nunca exhibidas y son un valiosísimo material desconocido incluso por los expertos. De los 500 grabados de la colección se han elegido «los que conservan la magnífica coloración original y son primeras impresiones», según los comisarios de la exposición, Olga García y Daniel Sastre.
Ukiyo-e podría traducirse como «imágenes de un mundo que fluye o flota, ya que la silaba 'uki' se refiere a lo que flota, 'yo' sería mundo y 'e' imagen», explica Olga García, para quien la colección ofrece «lo más genuino de lo genuino». Es un estilo de grabado «laico, plebeyo y urbano», que se inspira en temas anecdóticos y hedonistas escenas a las que dota de lirismo, de una sutil y extraordinaria belleza y un gusto refinado y moderno.
Fueron muchos los artistas que se especializaron en retratar los actores del kabuki, el teatro popular japonés. Pero el creador mejor representado en la muestra es Utagawa Kunisada (1768-1865), un grande entre los grandes, prolífico artista que se dedicó sobre todo retratar a los épicos actores y bellísimas y sensuales actrices del kabuki. Lo hizo en unas estampas denominadas yakusa-e que para los comisarios «están a la altura de otros maestros acaso más conocidos, como Katsushika Hokusai (1760 -1849) y el propio Utagawa Hiroshige (1797-1858), el gran creador de paisajes».
El otro pilar de la muestra es la escuela Utagawa, con más de un centenar de seguidores en el siglo XVIII que reflejan el esplendor de una clase adinerada que disfrutaba de lo placeres de la vida y su cultura urbana, extravagante, exquisita, denominada 'ukiyo'. La fundó Utagawa Toyoharu (1735-1814), que consiguió más popularidad y pujanza que las demás escuelas ukiyo-e.
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