'ADAB' Y BELLEZA
"Su gusto por la belleza, es lo que les ha acercado a los derviches al arte, entendido éste no como un adorno del camino interior sino como una vía muy particular, sensitiva, de conocimiento. El sufí posee alma y vocación de artista. De ahí la corrección de sus maneras, la elegancia natural, casi ritualizada, de sus gestos. De ahí su adab o saber estar en cada situación como corresponde. De ahí, en fin, que sea tan importante lo que dice como la manera de decirlo, su estilo; algo que podría parecer de entrada un poco adventicio, e incluso fútil, pero que, al contrario, manifiesta un estado interior profundo y universal. Y es que lo que cautiva de los sufíes es cómo dicen lo que dicen. El suyo es el arte del despertar a la unidad absoluta del ser. El espiritual sufí, como el artista, nos invita a escrutar el envés de lo dado. El espiritual sufí, como el artista, nos revela la naturaleza intrínseca de las cosas".
[Halil Bárcena, Sufismo, Fragmenta, Barcelona, Barcelona, p. 151]
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