He cruzado la línea hace tiempo, descorriendo casi todos los velos, quitando todas las máscaras/la persona; y me he asomado a otros mundos. Vivo en lo que Baudelaire definía como 'chambre double', la cual sólo abandono para ocuparme de las cosas más necesarias. Mi "estar aquí", mi presencia, se parece a un sueño hibernal iluminado… Vivo instalado en un constante viaje iniciático, en una epopeya que nadie puede imaginar siquiera…

domingo, 27 de julio de 2014

La muerte no es el fin de ningún viaje...

La muerte no es triste. Lo triste es no haber vivido, con integridad y plenitud, una vida llena de experiencias, de aciertos y errores, llegando al punto de integrar la dualidad de los opuestos en pura conciencia. Vinimos a la Tierra apara vivir ese ‘otro aspecto de la Luz’, que en los planos celestiales brillaba por su ausencia. Y uno de los nombres que se da a este complemento de la luz es oscuridad, otro sombra, negatividad, etc. Sombra es la densidad que no se manifiesta, no lo malo, sino la parte de la Totalidad que ofrece resistencia al sol, que queda sin expresarse en la luz. Ambas son verdades, luz y oscuridad, pero ninguna es completa en sí misma, ninguna es la verdad del Espíritu. Una necesita de la otra para formar el Tao, para ir más allá de la dualidad, complementándose en el círculo sagrado...


Avanzamos por la vida siempre aferrados a los miedos, dándoles alimento y dejándolos crecer. Y según pasan los años, estos miedos suelen convertirse en verdaderos obstáculos, hasta que uno reconoce que los carga como una mochila y finalmente los libera. Cualquier sueño se realizaría fácilmente si no fuera por el miedo. Y ¿cómo lo liberas? Penetras en lo que más temes y así afrontas el miedo, hasta que tu corazón y tu aliento se relajan...
El paso de la oscuridad a la luz, de lo denso a lo sutil, de la muerte a la inmortalidad consciente es el objetivo esencial de nuestro paso sobre la Tierra. Hoy en día podríamos resumirlo como el paso de lo masculino (voluntarioso y aparente) a lo femenino (entregado y esencial). Emocionalmente hemos de liberar nuestra negatividad, abrazar la sombra y abandonar el sufrimiento, hasta experimentar el amor incondicional...


Hasta el Bardo Thodol, el libro de los muertos tibetano, que tiene como objetivo prepararnos para la muerte, en realidad nos ayuda a disolver los problemas que obstaculizan nuestra vida. Y se basa en que el Testigo, la Conciencia que Yo Soy, no muere ni conoce la muerte. Shiva precede a Brahma. Toda muerte implica un renacimiento. Cada separación, cada luto, cada dolor, cada tragedia, cada pérdida, es el umbral de un nuevo comienzo. Más profundo morimos cada noche en el sueño sin sueños, y más descansados estamos a la mañana siguiente. Al morir conscientemente asistimos a una gran fiesta, y algunos aspectos de nosotros mismos, demasiado sutiles para encarnar en la Tierra, vuelven a reunirse con nosotros...
La muerte no es el fin de ningún viaje, sino una importante etapa en el camino de la vida, un vuelo hacia la indescriptible libertad que concede la envoltura luminosa, y en ella el espíritu no puede ser tocado por la densidad del sufrimiento. Sólo el ego se aterroriza ante la muerte, que le aparece como el fin de la ilusión que representa. Por eso las preguntas siguen abiertas: ¿Cómo lograr una evolución de la conciencia que nos libere del miedo a morir y cómo desapegarnos del cuerpo? ¿Cómo morir al ego antes de morir?




Se dice a nivel iniciático que para vivir es necesario estar muerto a la mente (al pasado y a la separatividad). Lo que me ayudó a sobrevivir en la juventud ahora se ha vuelto un obstáculo. El ego que nos permitió condensarnos, ahora tiene que disolverse para que podamos fluir con el corazón. Cerca de la muerte, sin arrogancia ni tristeza, se aprende el camino de la vida unificada. Así que se trata de confiar en la energía del espíritu, disolviendo los temores asociados a la disolución. Nada importante puede pasar al otro lado, llegaremos desnudos y sin soportes. Poco a poco nuestro cuerpo se irá marchitando y sólo quedará la Conciencia, que es la que habita los diferentes cuerpos y nunca cambia, el Testigo inmutable que Yo Soy...
La muerte como la fusión del ser es un misterio y se experimenta en medio del éxtasis divino. Ese es el sentido del Tathagata, el que ha trascendido la muerte y vive totalmente en el Ahora, el tiempo del espíritu...




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