ESTOY ENAMORADO DE LA MADRE TIERRA
Thich Nhat Hanh
Bienvenido QUERIDA
MADRE, me inclino ante ti con el más grande respeto y la clara percepción de
que estás presente en mí y yo soy parte de ti. Tú me diste la vida y me
proveíste de todo lo que necesitaba para nutrirme. Me diste aire para respirar,
agua para beber, alimentos para comer y hierbas medicinales para curarme cuando
estaba enfermo. Porque me diste vida una vez, sé que en el futuro continuarás
dándome vida una y otra vez. Es por eso que no puedo morir nunca. Cada vez que
me manifiesto soy fresco y nuevo; cada vez que regreso tú me recibes y me
abrazas con gran compasión. Eres la gran Tierra, eres Terra, eres Gaia, eres
este hermoso planeta azul. Eres la Refrescante Tierra Bodhisattva- fragante, fresca,
amable y pura. Eres infinitamente hermosa. Tienes la gran capacidad de recibir,
cuidar y transformar todo; incluyendo todo tipo de suciedad, humos venenosos e
inclusive residuos radioactivos. El tiempo está contigo para hacer este trabajo
y lo harás aún y cuando te tome un millón de años. Tienes un gran número de
hijos; millones de especies, entre las cuales la especie humana es solo una
más. Muchos humanos, cegados por la avaricia, el orgullo y el engaño, hemos
sido incapaces de reconocerte como nuestra Madre. Es por eso que nos hemos
causado tanto sufrimiento los unos a los otros y hemos dañado tu salud y tu
belleza. Sabemos que tienes suficiente energía para abrazar y transformar
nuestros errores. Sin embargo nuestras mentes engañadas continúan empujándonos
a explotarte y a crear conflictos. Esto te genera mucha tensión.
Madre, eres un ser inmensamente realizado, eres un gran
Bodishattva. No solo eres una madre para todos nosotros, sino la madre de
incontables Buddhas, Santos y Bodhisattvas. Nuestro maestro espiritual
Shakyamuni Buddha, fue tu hijo. El Bodhisattva Avalokiteshvara y la Virgen
María también fueron tus hijos. La matriarca Lieu Hanh fue tu hija. Los
Bodhisattvas Sadaparibhuta y Kshitigarbha fueron también tus hijos. Aún
nuestros padres son tus hijos. Muchos de nosotros que hemos sido criados y
guiados por ti a través de muchas vidas, nos hemos convertido en Bodhisattvas
con la capacidad de educar a otros, ayudarlos y protegerte a tí. Hay algunos de
nosotros que hemos sido capaces de investigar y tratar de entender galaxias
distantes, así como nuestra propia Vía Láctea, y los planetas de nuestro
Sistema Solar, ayudándote así a profundizar tu comunicación con ellos. Sabemos
que tus relaciones con los planetas, especialmente con el Sol y la Luna, ya son
armoniosas. Rotas suavemente y en forma inter-conectada con ellos para crear
los ciclos rítmicos del día y la noche, y las cuatro estaciones. Estamos
conscientes de que eres uno de los Bodhisattvas más hermosas y preciosas del
Universo. Estamos también conscientes de tu virtud de gran paciencia. Es por
eso que podemos tomar refugio en ti con todo nuestro corazón y confiar
plenamente en ti.
Tu viaje de Eones
TE MANIFESTASTE hace más de cuatro mil quinientos millones
de años y la vida se empezó a manifestar en ti menos de mil millones de años
después. Desde entonces, te has convertido gradualmente en el hermoso planeta
viviente que eres hoy. La vida evolucionó desde la profundidad de los océanos,
multiplicándose y prosperando en tu cuerpo, mejorando lentamente la atmósfera
para que numerosas especies pudieran manifestarse. Después de mil millones de
años, hubo suficiente oxígeno libre en la atmósfera para crear la capa de
ozono, la cual impidió que la radiación dañina alcanzara tu superficie,
permitiendo así que la vida se desarrollara en la tierra.
En los primeros millones de años superaste grandes
dificultades para crear una atmósfera que fuera capaz de sustentar la vida.
Tuviste que liberar mucho calor y emitir grandes fuegos y gases de tus
volcanes. De tu corteza se liberó vapor que se convirtió en vapor de agua en la
atmósfera. Junto con agua y hielo de otros proto-planetas y meteoritos, el
vapor de agua te ayudó a crear los grandes océanos. Los gases que producen el
efecto invernadero atraparon el calor del Sol y evitaron que los océanos se
congelaran. Tu gravedad ayudó a anclar la atmósfera sustentadora de vida y tu
campo magnético evitó que fuera arrancada por los vientos solares y los rayos
cósmicos. Pero aún antes de que se formara la atmósfera tuviste que soportar
una colisión con un gran cuerpo celestial, casi del tamaño del Planeta Rojo.
Parte del planeta impactado se convirtió en ti; el resto, junto con una parte
de tu manto y tu corteza se convirtieron en la Luna. Querida Madre, la Luna es
una parte de ti, tan hermosa como un ángel. Es nuestra tía. Siempre te sigue,
tirando de tu manga, ayudándote a disminuir la velocidad, a mantener tu balance
y creando mareas lunares en tu cuerpo.
Tocando la Tierra
TU INMENSURABLE PACIENCIA Y RESISTENCIA te ha convertido en
un gran Bodhisattva, un sólido lugar de refugio para todos nosotros. Cada vez
que estamos inestables, cada vez que nos perdemos en el olvido, en la tristeza,
en el odio, en la desesperación, sentimos que necesitamos regresar a ti y
practicar tocar la Tierra. Tocándote encontramos un refugio; restablecemos
nuestra paz y recuperamos nuestra alegría y confianza en nosotros mismos.
Sabemos que todos somos tus hijos; y a pesar de que cometemos muchos errores,
siempre nos perdonas. Cada vez que regresamos a ti, estás lista para abrir tus
brazos y abrazarnos. Gracias a ti nos percatamos de nuestra naturaleza de
no-nacimiento y no-muerte. Tú almacenas vastos tesoros de energía en formas muy
variadas. Nos comprometemos a utilizar estos tesoros con habilidad para que no
se sequen, para que no requieras millones de años para restablecerlos
meticulosamente.
Respetada Madre, donde quiera que hay tierra, agua y aire
estás tú. Tú nos das vida y nos nutres. Si alimentamos la conciencia de que
estamos siempre en ti y tú en nosotros, entonces ambos estamos en paz, alegres,
sanos y fuertes. Sin embargo como algunos de nosotros no somos capaces de ver
esta verdad, nos perdemos a nosotros mismos. Perdemos la capacidad de reconocer
que nuestros cuerpos físicos son también tu cuerpo. Nuestras mentes están
llenas de confusión o arrastradas por los sueños, olvidando el precioso regalo
que tú nos has dado. Por lo tanto, de ahora en adelante, nos comprometemos a
dar cada paso en plena conciencia. Estaremos claramente conscientes de que
estamos poniendo nuestros pies en la Tierra, a fin de estar en contacto contigo
y con todas las maravillas de la vida que se manifiestan en ti. Sabemos que los
pasos que demos en plena conciencia tienen la capacidad de nutrirnos, de
curarnos y de ponernos en contacto contigo en el momento presente. Tú eres la
Tierra Pura, en donde incontables Buddhas y Bodisattvas del pasado se
manifestaron, alcanzaron la iluminación, y enseñaron el Dharma. No necesitamos
buscar la Tierra Pura o el Reino Celestial en otra parte o en el futuro. Tú
eres una maravillosa y hermosa Tierra Pura. Tú eres nuestro hogar verdadero y
podemos regresar a ti con cada paso. No queremos seguir soñando con ningún otro
Reino Celestial o Tierra de la Gran Felicidad.
Nuestro maestro, quien es también hijo tuyo, encontró el
Camino al pié del Árbol del Bodhi. Él aceptó este lugar como su hogar
verdadero. Queremos continuar su carrera, comprometiéndonos a permanecer
contigo durante incontables vidas, ofreciéndote nuestro talento, fuerza y
salud, para que muchos más Bodhisattvas puedan continuar erigiéndose de tu
suelo. Cada vez que nos sentemos en quietud en la Madre Tierra, estaremos
conscientes de que estás en nosotros. Aspiramos a personificar tus grandes
virtudes; las virtudes de solidez, perseverancia, paciencia y tolerancia; las
virtudes de profundidad, persistencia y estabilidad; las virtudes de gran valor
y no-temor; la virtud de creatividad inagotable. Nos comprometemos a practicar
de todo corazón para alcanzar estas virtudes. Sabemos que ya has sembrado estos
potenciales como semillas en la tierra de nuestros corazones y mentes.
La Tierra No es el Medio Ambiente – la
Tierra es Nosotros
LA MANIFESTACIÓN DE CADA UNO DE TUS HIJOS es hermosa y cada
uno de ellos contribuye a tu belleza. Un lago claro, un pino verde, una nube
rosa, la cima nevada de una montaña, un fragante bosque, una grulla blanca, un
venado dorado… estas maravillosas manifestaciones de vida son todos hijos tuyos
y cada uno de ellos enaltece y magnifica tu belleza. Tus hijos incluyen
millones de especies, cada una con un lenguaje propio. Ya que tú eres nuestra
Madre, tú entiendes todos estos lenguajes, incluido el lenguaje de los humanos.
Eres un planeta, Madre de todos los seres, no sólo de los humanos, es por eso
que nos sentimos en paz cuando te hablamos y te ofrecemos nuestras oraciones.
Todos somos hijos tuyos, y a la vez, somos tú pues tú estás completamente
presente en cada uno de nosotros.
Algunos de nosotros carecemos de un pensar correcto,
consideramos este lugar en el que vivimos como algo separado de la Tierra Pura.
Nos aconsejan rechazar a esta tierra y aspirar a renacer en una Tierra Pura
lejana. Ellos no saben que si sus mentes son serenas y puras, llenas de amor,
que si tienen la capacidad de convertir la composta en flores, de usar lodo
para cosechar flores de loto, podrán ver que sus aflicciones de hecho son
realizaciones y que esta misma tierra ya es la Tierra Pura. Ellos no saben que
la forma en que ellos perciben, tiene mucho que ver con si esta tierra es o no
la Tierra Pura. Cada manifestación física en tu cuerpo, como lo es una nube que
flota o una hoja que cae, para nosotros es suficiente para ver la naturaleza de
la realidad, de no-nacimiento y no-muerte, no-ser y no-dejar de ser. Entonces
podemos apreciar y disfrutar la vida plenamente, sin tener miedos o
preocupaciones sobre ser o no-ser, tener o no tener, incrementar o reducir, ser
iguales o ser diferentes.
El Sol Mi Corazón
QUERIDA MADRE, yo sé que siempre necesitarás al Sol para
continuar dándonos vida y para nutrirnos. El Sol es nuestro Padre. Se orbitan
el uno al otro infinitamente, ofreciéndonos un ciclo completo de 365 días en 12
meses, haciendo las cuatro estaciones de primavera, verano, otoño e invierno.
La luz que emite el Padre te provee de calor y permite que se lleve a cabo la
fotosíntesis, ayudando así a mantener la vida para nosotros. Tú y el Padre,
ambos formados de una vasta nébula giratoria de gas y polvo. El diámetro del
Sol es más de 100 veces mayor que el tuyo, pero el rango de tu órbita se
extiende una distancia de más de 200 veces a su vez. La luz del Sol tarda más
de 8 minutos en alcanzarte aún y cuando la distancia es de tan solo 150
millones de kilómetros.
Sabemos que cada uno de nosotros tenemos un corazón dentro
de nuestro cuerpo y que si se detiene nos moriremos inmediatamente. Pero
mirando hacia arriba vemos que el Sol es también nuestro corazón, ubicado no
dentro de este pequeño cuerpo, sino en el cuerpo del Sistema Solar. Si nuestro
Padre el Sol desaparece, nuestras vidas y también tu vida, Madre, terminarán.
Es por eso que debemos contemplar al Sol como nuestro corazón, para que podamos
reconocer la presencia de nuestro Padre en nosotros y fuera de nosotros,
dándonos cuenta en última instancia, que dentro y fuera son sólo conceptos.
Querida Madre, cada vez que miro, veo a mi Padre en ti y en
mí. Mi Padre no sólo está en el cielo, sino también en la tierra y está
presente en ti y en mí. Cada mañana él se aparece en el cielo del este como un
luminoso disco rojo-anaranjado, irradiando luz en todas las direcciones,
magnífico más allá de lo descriptible. Mi Padre es el Sol - Sun, Surya, Sunna.
Es un gran Buda, un gran Bodhisattva. Él es el Gran Sol Tathagatha, Luz
Infinita, Duración de Vida Infinita. Él es Amitabha. La forma física de mi
Padre es mucho más grande que la de mi Madre. Sin embargo él es de corazón
amable y capaz del perdón, él tiene gran fuerza y valor y puede ser muy feroz.
La temperatura de su corona es de más de 5,500 grados Celsius y su forma física
es plasma. Él no tiene una capa externa dura y estable como la graciosa, verde
y fresca capa que tú usas. Él es una de las pocas grandes estrellas en nuestra
galaxia. El ochenta y cinco por ciento de los 200 mil millones de estrellas en
la Vía Láctea son más pequeñas y menos brillantes que nuestro Padre. Pero su
gran masa física 330,000 veces la de nuestra Madre, está disminuyendo
lentamente. Cada segundo él ofrece una pequeña porción de su masa al Universo
en la forma de energía luminosa. Aún y cuando la duración de su vida es
infinita, mi Padre es también temporal, y dentro de los siguientes 10 mil
millones de años, la mayor parte de su masa se transformará en energía. Después
de eso, él no será capaz de conservar su forma actual, pero se continuará
manifestando en otras formas, a través de la energía emitida por miles de
millones de años. La luz que emite el Padre es su continuación y ni un solo
fotón de su luz se perderá. Es por esto que la duración de la vida de Padre es
infinita.
Nuestra Familia Solar
NUESTRO SISTEMA SOLAR está conformado por un Buda, rodeado
por una asamblea de planetas que se mueven juntos dentro de la Vía Láctea.
Mercurio es el que orbita más cerca de Padre. Le sigue Venus y luego la Madre
Tierra, la más hermosa de todos. Después de Madre sigue Marte. Entre Marte y
Júpiter está el cinturón de asteroides, decenas de miles de asteroides de Ceres
cruzando casi 1000 kilómetros hasta poco más que partículas de polvo. Júpiter
está aproximadamente a 900 millones de kilómetros del Sol, nuestro Padre, y
tiene su propio séquito de 64 planetas satélite o lunas. Una de estas lunas
llamada Europa tiene una gruesa capa de hielo, debajo de la cual podría haber
agua líquida – tal vez albergando vida. Más pequeño y más afuera que Júpiter
está Saturno – el cual es inclusive 100 veces más grande que la Madre Tierra y
está acompañado por más de 60 lunas. Urano y Neptuno son los últimos dos
planetas de tamaño completo en nuestro Sistema Solar. La asamblea de nuestro
Sol, el Buda, es numerosa. Sentimos que es nuestra verdadera familia, una
cálida sangha, que baila junta, alegre y consciente, en la Vía Láctea.
Los abrigadores brazos del Padre son muy anchos. Sabemos que
si el Padre abraza a la Madre y nos abraza a todos nosotros nos convertiremos
en ceniza, vapor y líquido. Tú, Madre, sabes cómo cuidar bien de nosotros.
Proteges la vida usando oxígeno de la fotosíntesis para crear la capa de ozono
en el nivel superior de la atmósfera, limitando así la cantidad de radiación UV
que llega a tu superficie. Los pájaros son los más felices en el vasto cielo y
los venados disfrutan corriendo libremente en los bosques, gracias a tu
capacidad de contener y proteger. A través de los eones has cosechado
hábilmente y acumulado luz de sol para nutrir a tus hijos, mientras que a la
vez te has ido haciendo más y más hermosa. Sabemos que tu futuro, nuestro
futuro, depende en el futuro del Sol, nuestro Padre. Su emisión de energía de
luz puede incrementar hasta en un 400% en los próximos miles de millones de
años y si no eres capaz de adaptarte y cambiar tu órbita, todos tus grandes
océanos se secarán rápidamente y la vida no seguirá siendo posible.
Muchos de nosotros, viendo al Padre viajar cada día del Este
al Oeste, podríamos pensar que su hogar verdadero, su Tierra Pura, es en
dirección del Oeste. Pero al igual que tú, entendemos que esa es sólo una idea.
El Padre está presente en todas partes. Si nos paráramos de este lado del globo
para observar, parecería que él está en el Oeste; pero si al mismo tiempo nos
paráramos en el otro lado del globo, parecería que él está en el Este. El
Buddha no distingue entre Norte y Sur, Dentro y Fuera. Nuestro Padre se
extiende arriba de nosotros pero a la vez está en nosotros y en ti. Habiendo
visto al Padre y a la Madre y al Sistema Solar completo en nosotros, no
necesitamos seguir buscando nada más.
El Surgir de la Conciencia
¿RECUERDAS cuando tú y el Padre primero se formaron de polvo
de estrellas que explotaron y gas interestelar? Tú aún no usabas la capa de
seda de la frescura que usas ahora. En ese entonces Madre tú bata estaba hecha
de rocas fundidas pero pronto se enfriaron y formaron una cubierta dura. La luz
del Padre era de tan solo el 70% de la que es ahora, pero las emisiones de gas
de invernadero en tu atmósfera ayudaron a atrapar el calor y evitaron el
congelamiento de los grandes océanos. Aproximadamente hace 4 mil millones de
años, moléculas complejas, tal vez traídas por ti del espacio exterior, se
empezaron a unir en estructuras auto-replicables. Eventualmente, éstas se
convirtieron más como en células vivientes y fuiste capaz de ayudar a que
surgiera la vida. Partículas de luz de estrellas distantes, a millones de años
luz, vinieron de visita y se quedaron contigo. Células pequeñas se unieron y se
convirtieron en células de mayor tamaño. Organismos unicelulares lentamente
evolucionaron en organismos pluricelulares. La vida se fue extendiendo del agua
a la tierra y hoy tienes una hermosa bata verde. Pero como la impermanencia es
la naturaleza de todos los fenómenos, la vida sobre vastas áreas de la Tierra
se ha destruido más de cinco veces, incluyendo la extinción de los dinosaurios,
hace 65 millones de años.
A penas hace unos pocos millones de años, los precursores de
nuestra especie humana empezaron a aparecer en la forma de monos tales como
orrorin tugenensis, que tenían la habilidad de pararse, dejando sus manos
libres. Aprendieron a usar herramientas y a comunicarse entre ellos, dando así
oportunidad de que sus cerebros crecieran y se desarrollaran, evolucionando
gradualmente a humanos. Las actividades agrícolas y el surgimiento de la
sociedad permitieron a los humanos adquirir un tipo de habilidad que ninguna
otra especie en la tierra tiene. Los humanos pueden ser malos, crueles y
violentos, pero con la práctica espiritual tienen la habilidad de convertirse
en Budas, Santos y Bodhisattvas – compasivos y serviciales no sólo hacia su
propia especie sino también hacia otras especies – seres iluminados con la
capacidad de protegerte y preservar tu belleza.
Querida Madre, nuestra especie humana, gracias al regalo de
la conciencia, ha sido capaz de reconocer su propia presencia y ha encontrado
su verdadero lugar en ti y en el Universo. Sabemos que somos pequeños e
insignificantes, sin embargo nuestras mentes son capaces de abarcar tres mil
mundos. Ahora sabemos que nuestro hermoso planeta Tierra no es el centro del
Universo pero aún podemos apreciar que es una de las más maravillosas
manifestaciones del Universo. Hemos desarrollado la ciencia y la tecnología,
descubierto la verdadera naturaleza del no-nacimiento y no-muerte, ni el ser ni
el no-ser, ni incrementar ni decrecer, ni igual ni diferente. Nos damos cuenta
que el uno contiene al todo, que lo más grande está en lo más pequeño, y que
cada partícula de polvo contiene al Cosmos entero. Estamos aprendiendo a amarte
más a ti y al Padre y a amarnos los unos a los otros a la luz de dicha
intuición. Sabemos que esta forma no-dualista de ver las cosas y la enseñanza
del inter-ser nos ayudan a trascender la discriminación, todo temor, los celos,
el odio y la desesperación. Aspiramos a transmitir esta intuición a las
generaciones futuras.
Ya no somos inocentes al pensar que los humanos son los amos
del Universo. Muchos de nosotros hemos ido más allá de las visiones dualistas
de lo correcto y lo incorrecto, y ya no estamos perplejos ante lo que solíamos
llamar la Voluntad del Cielo y la Tierra. Hemos trascendido el concepto de un
creador en forma humana – ya no somos capaces de creer que Dios es un hombre anciano
con barba blanca, sentado en el cielo controlando todo en la Tierra, o que hay
una Diosa en una nube encontrándonos y ayudándonos cada vez que estamos en
peligro. Dios, para nosotros, es la Realidad Última, la verdadera naturaleza de
no-nacimiento, no-muerte, no-llegada y no-partida, de todas las manifestaciones
de los fenómenos. Pero algunos de nosotros, cuando pasamos por el sufrimiento,
pensamos que sea lo que sea que nos traiga el sufrimiento es algo malo y sea lo
que sea que nos trae felicidad es algo bueno; sin saber que el sufrimiento y la
felicidad son sólo percepciones. Todas nuestras percepciones están basadas en
nuestros órganos sensoriales los cuales son inherentemente limitados. Si
nuestros órganos sensoriales estuvieran formados de diferente manera, entonces
nuestras percepciones serían consecuentemente diferentes. Así vemos que la
felicidad o el sufrimiento, la Tierra Pura o el mundo terrenal dependen en gran
medida en nuestra forma de percibir.
La Naturaleza No-dual de la Realidad
Sabemos que la absoluta realidad no puede ser abarcada por
los puntos de vista dualistas de nacimiento y muerte, ser y no-ser. Un Buda
puede ser una persona pero también se puede manifestar como una estrella en una
constelación, o un planeta, como tú, querida Madre. De hecho, muchos Budas y
grandes Bodhisattvas se han manifestado desde siempre en formas distintas a las
humanas. Como nuestro padre el Sol, tu verdadera naturaleza es de
no-nacimiento, no-muerte. Como tu, nuestra naturaleza debe ser la misma. Te agradecemos
tu presencia como un Bodhisattva, no en la forma humana sino en la forma de
planeta. Te personificamos llamándote Madre – tal como lo hacemos con nuestras
madres humanas – pero sabemos que eres la Madre de todas las especies.
Querida Madre, hay personas que llaman el nombre del Padre
durante todo el día, sin saber que su Padre está presente en sus mismos cuerpos
también así como en la luz sobre sus cabezas. No están conscientes que su
verdadera naturaleza es la naturaleza de Amitabha, de luz ilimitada y de
duración de vida ilimitada. Ellos no saben que son los hijos de nuestro Padre,
hijos del Sol. Muchos se han referido a El Honrado por el Mundo, Shakyamuni,
nuestro maestro, como ‘pariente del Sol’. Día y noche nos encontramos con
nuestro Padre como una milagrosa realidad, y no solo como un nombre. Si nuestro
Padre es ilimitado en luz e ilimitado en duración de vida, entonces también lo
somos nosotros. Cada célula de nuestros cuerpos puede emitir esa luz y
continuar hacia el futuro.
El Reino de los Cielos está en la Tierra
Querida Madre, están aquellos que caminan sobre la Tierra
aun deseando buscar una Tierra Prometida en otra parte, sin saber que tú eres
la maravillosa Tierra Pura, presente en este momento. No son capaces de ver que
el Reino de los Cielos existe en sus propios corazones. No son capaces de ver
que si sus mentes están calmadas y en paz, entonces el mismo suelo sobre el que
caminan se convierte en la Tierra Pura. Somos capaces de jugar y disfrutar esta
Tierra Pura día y noche gracias a esta intuición, gracias a la práctica de
morar pacíficamente con plena conciencia en el aquí y el ahora. Tenemos el
Reino aquí y ya no lo seguimos buscando en otro lado. Tienes la capacidad de
llevarnos ciento de millones de años en el futuro, después de lo cual tu puedes
manifestarte como otro planeta y nosotros como maravillosas formas sobre ti.
Madre respetada, tienes hijos que se sienten orgullosos de
si mismos como matemáticos brillantes, maestros artesanos, arquitectos
talentosos, pero pocos son capaces de ver que tú eres la matemática más
brillante, la artesana más perfecta, y la arquitecto más talentosa. Sólo
tenemos que mirar la rama de un cerezo en flor, la concha de un caracol, o el
ala de un murciélago para ver esta verdad. Tenemos artistas talentosos, pero
¿como se pueden comparar nuestras pinturas a las obras de arte que tú nos
revelas durante las cuatro estaciones? ¿Cómo podemos pintar esos amaneceres tan
irresistibles o crear crepúsculos tan radiantes? Nuestros músicos son geniales
pero ¿como pueden estar a la altura de la maravillosa orquestra de la tierra y
del cielo o del magnífico sonido de la creciente ola? Tenemos soldados
valientes – caballeros y héroes quienes han soportado las extremidades de calor
y de frío, y recorrido montañas y ríos – pero ¿cuántos de nosotros tenemos tu
paciencia y capacidad para abrazar? Tenemos grandes historias de amor, pero
¿quién entre nosotros tiene tu inmenso amor que incluye a todos los seres sin
discriminación?
Interser – Nuestra Verdadera Naturaleza
Querida Madre, cada vez que doy un paso sobre la Tierra,
ahora soy capaz de trascender las nociones de mente y materia. Tu realidad
sublime también trasciende las nociones de mente y materia. La materia y la
mente son sólo ideas, dos caras de la misma realidad. Aquel pino no sólo es
materia ya que posea un sentido del saber. Una partícula de polvo no sólo es
materia ya que cada una de sus átomos tiene inteligencia y es una realidad
viviente. Nuestra naturaleza es tu naturaleza, que es la naturaleza del Cosmos.
Esta es la naturaleza del interser, ni el ser ni el no-ser, no-nacimiento
no-muerte, no incremento no disminución, no materia y no mente, no dentro no
fuera, no llegada no partida. Se cree que la Tierra es uno de los cuatro
elementos básicos, pero la Madre Tierra también está compuesta de los otros
tres elementos no-tierra – agua, aire y fuego. Los cuatro elementos llevan en
sí mismos el tiempo, espacio y conciencia. Cada paso nos revela el interser de
todos los elementos. La naturaleza Búdica no sólo está presente en los humanos,
sino en todas las cosas.
Querida Madre, eres un gran Bodhisattva, dando vida a un
sinnúmero de Budas y Bodhisattvas. Tu corazón abraza a todo el Cosmos y tu
sabiduría irradia en diez direcciones. No podemos comparar nuestra capacidad de
entender y amar a la tuya. Algunos de nosotros resentimos el hecho de que hayas
dado vida a algunos de ellos, causándoles sufrimiento, porque ellos todavía no
son capaces de entenderte y apreciarte. Con la práctica de mirar profundamente,
podemos ver que podemos superar todo nuestro sufrimiento y resentimiento.
Poniéndonos en contacto profundamente con la Dimensión Histórica, podemos ver
la Dimensión Última y así llegar a un mejor entendimiento de lo que está
pasando en la Dimensión Histórica. En la Dimensión Última, no hay nacimiento,
no muerte, no sufrimiento, no felicidad, no llegada, no partida, no bien, no
mal. Debemos aprender a ver el mundo de signos y apariencias desde la
perspectiva de la Dimensión Última. En la Dimensión Histórica, si no hay
muerte, no puede haber nacimiento. Si no hay sufrimiento, no puede haber
felicidad. Sin el mal, no puede haber bien; sin lodo no pueden crecer los
lotos. El lodo y los lotos no son enemigos. Los lotos y el lodo dependen el uno
del otro para manifestarse. Lo mismo es verdad para el sufrimiento y la
felicidad, el bien y el mal. Pero
como nuestro entendimiento del bien y el mal es todavía muy dualista, algunos
de nosotros todavía resentimos, culpamos y reprochamos la Tierra y el Cielo.
Usamos nuestras pequeñas mentes para juzgar la gran mente de la Tierra y del
Cielo.
Las inundaciones, tornados, terremotos y tsunamis no son
manifestaciones de tu ira o castigos, sólo son cosas que deben ocurrir
ocasionalmente en la Dimensión Histórica por necesidad, para que el equilibrio
se pueda restablecer; lo mismo sucede con una estrella fugaz. Para que se logre
el equilibrio en la naturaleza, a veces, algunas especies tienen que sufrir
pérdidas. Pero cuando la necesidad de sobrevivir es remplazada con avaricia y
orgullo, entonces hay violencia, que siempre lleva consigo una devastación
innecesaria. Hemos visto que cuando una especie se desarrolla demasiado rápido,
excediendo su límite natural, causando grandes pérdidas y daño, amenazando a
otras especies, entonces de forma natural van a surgir causas y condiciones que
van a lograr la destrucción y la aniquilación de esa especie. El equilibrio se
puede restablecer entre las especies restantes. Estas causas y condiciones a
menudo emergen desde dentro de la misma especie que está causando la
destrucción. Hemos aprendido la lección que cuando perpetuamos violencia hacia
nuestra propia y otras especies, somos violentos hacia nosotros mismos; y
cuando sabemos como proteger a todos los seres, estamos protegiéndonos a nosotros
mismos.
Continuando la Mente de Amor
Querida Madre, cada uno de nosotros tiene la Naturaleza
Búdica porque todos somos tus hijos; ya seamos humanos, animales, plantas o
minerales. Los humanos somos a menudo orgullosos de nuestra conciencia de
mente, pero esta es sólo una de las muchas funciones de la mente, está la
Conciencia de Archivo y la Conciencia Vimala (pura, no contaminada). Nuestra
conciencia de mente nos da la habilidad de reconocer nuestra propia presencia y
la presencia del Cosmos en este momento; pero está limitado por nuestra
tendencia habitual de diferenciar entre ser y no-ser, nacimiento y muerte,
dentro y fuera, individual y colectivo. Algunos de nosotros hemos practicado,
contemplado, nos hemos purificado, y alcanzado la Sabiduría de la
No-Discriminación. Somos capaces de estar en contacto con el Nirvana con la
naturaleza de no-nacimiento y no-muerte en nosotros mismos. Debes estar muy
orgullosa de todos nosotros que somos capaces de continuarte en el camino de la
evolución; aquellos que tienen la capacidad de guiar y conducir a otros hacia
la intuición de la no-dualidad, transformando toda diferenciación,
discriminación, temor, odio y desesperanza.
Has dado vida a muchos grandes Budas y Bodhisattvas, tomamos
un profundo voto de seguir a aquellos quienes nos han precedido en este camino.
Tomamos el voto de encarnar confiadamente tu maravillosa y sublime conciencia,
para ser dignos de ser llamados tus hijos. Comprendemos que todas las cosas son
impermanentes y sin una propia-naturaleza separada; tu, nuestro Padre el Sol, y
todos los Budas y Bodhisattvas son de la misma naturaleza. Sabemos que en la
Dimensión Última, tu duración de vida, el de nuestro Padre, el de todos los
seres, incluyendo las hojas y los botones de las flores, son sin límite –
trascendiendo el nacimiento y la muerte, ser y no-ser. Sin embargo en la
Dimensión Histórica, queremos seguir protegiéndote, nuestra Madre Tierra, para
que puedas continuar por mucho tiempo en esta hermosa y preciosa forma; no sólo
500 millones de años, sino más allá. Queremos protegerte para que puedas estar
aquí con nosotros dentro de este acogedor Sistema Solar, por un muy largo
tiempo.
Regresando a la Intimidad con la Madre
Tierra
Respetada Madre, algunos de nosotros nos preguntamos ¿qué
pasará con nosotros una vez que nuestra forma física se haya desintegrado?
Todos sabemos claramente que regresamos a ti. Esto es natural. Si sabemos como
contemplar, de ver profundamente, reconoceremos la verdadera naturaleza de
no-llegada, no-partida, de todas las cosas. Ya no tendremos preguntas sobre
llegar y partir. Sabiendo que hemos manifestado de ti en el pasado y que
continuaremos manifestándonos de ti una y otra vez en el futuro, cada vez
frescos y nuevos, ya no tenemos más preocupaciones, ya no tenemos temor.
Querida y respetada Madre, veo a todo el Cosmos en ti y tú
en mí. Aunque eres la Madre de todas las especies, como humanos, somos capaces
de conversar íntimamente contigo, capaces de verte y comprenderte. Sabemos que
quieres que vivamos de tal manera que en cada momento de nuestras vidas
cotidianas podamos producir las energías de Plena Conciencia, Paz, Solidez, y
Amor. Nos comprometemos a obedecer tu Deseo y responder a tu amor. Tenemos la
convicción de que si seguimos produciendo estas energías sanas, seremos capaces
de ayudar a reducir el sufrimiento en la Tierra, especialmente el sufrimiento
causado por la guerra, el hambre y la enfermedad. Aprenderemos a apreciar y
disfrutar nuestra propia presencia y la presencia del Cosmos. Con estas
energías sanas podemos ayudar a reducir el número de desastres naturales como
inundaciones, tormentas, terremotos y tsunamis.
Querida Madre, hubieron tiempos en que tus hijos sufrieron
inmensamente como resultado de estos desastres naturales. Sabemos que cuando
sufrimos, tú también sufres en nosotros. En esos momentos, acudimos a ti,
querida Madre y te preguntamos si podíamos o no contar contigo, con tu
estabilidad y compasión. No nos contestaste enseguida. Y después mirándonos con
gran compasión, dijiste: “Sí claro que pueden contar con su Madre. Siempre
estaré ahí para ustedes. Pero queridos hijos, deben preguntarse si su Madre
puede contar con ustedes”. Querida Madre, hemos pasados muchas noches sin poder
dormir por este Koan que nos fue entregado. Hoy, con nuestras caras cubiertas
en lágrimas, nos arrodillamos ante ti, Madre compasiva y sagrada, y te decimos,
“Si Madre, puedes contar con nosotros”.
Tocando La Dimensión Última
Porque estás dotada de Naturaleza Búdica, todos tus hijos
llevan dentro de sí mismos la capacidad de despertar y vivir felizmente en el
espíritu de la responsabilidad. Tus hijos han sido capaces de construir
poderosos telescopios capaces de capturar muchos tipos de luz que son
inaccesibles al ojo humano, tal como la luz infrarroja, la luz ultravioleta,
los rayos X, y los rayos gamma. Hemos puesto estos telescopios en observatorios
espaciales, arriba del velo opaco de la atmósfera, varios miles de kilómetros
arriba de la superficie de la Tierra. Hemos podido observar al Cosmos en todo
su esplendor. Hemos visto galaxias y estrellas lejanas, cuyas imágenes han
tomado cientos de millones de años en llegarnos. De esta manera hemos llegado a
apreciar tu belleza, querida Madre, y la maravilla que somos nosotros. Nuestra
conciencia es de la misma naturaleza que la conciencia del Cosmos y tu
conciencia. El radiante y elegante Cosmos que vemos a través de nuestros
telescopios es esta misma conciencia en sí, y no algo fuera de ella. Sabemos
que cualquiera de tus hijos que practique la mirada profunda con plena
conciencia y concentración, también podrán desarrollar esta Sabiduría de la
Maravillosa Observación.
Querida Madre, sabemos que la Dimensión Última de la
realidad es nuestra verdadera naturaleza de no-nacimiento, no-muerte,
no-llegada, no-partida; si somos capaces de ponernos en contacto con ella,
podemos experimentar la paz y las bendiciones de no-temor y no-ansiedad.
Sabemos que la Dimensión Última de la realidad no existe separadamente de la
Dimensión Histórica. Si somos capaces de tocar profundamente la Dimensión
Histórica – a través de una hoja, una flor, una piedra, un rayo de luz, una
montaña, un río, un pájaro, o nuestro propio cuerpo – estamos tocando al mismo
tiempo la Dimensión Última. La Dimensión Última no puede ser descrita como
personal o impersonal, material o espiritual, objeto o sujeto de cognición –
decimos solamente que siempre está brillando y dando brillo a sí misma a la
vez. Tocando la Dimensión Última, nos sentimos felices y confortables, como los
pájaros disfrutando del cielo azul o como los venados que disfrutan de campos
verdes. Sabemos que no tenemos que buscar la Dimensión Última fuera de nosotros
– está disponible dentro de nosotros, en este mismo momento. Practicando la
plena conciencia, tocando la naturaleza de la interdependencia, interser, y
vacío, podemos ponernos en contacto con la Dimensión Última justo aquí mismo,
en el aquí y en el ahora.
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