He aquí la célebre Canción de Solveig del compositor noruego Edgard Grieg con la voz prodigiosa de la soprano Sarah Brightman…
Y la misma balada podemos escucharla también con una voz mejor aún, que es verdaderamente celestial: la de la gran soprano Anna Netrebko…
Ni el agua que transcurre torna a su manantial,
Ni la flor desprendida de su tallo
vuelve jamás al árbol que la dejó caer…
Ni la flor desprendida de su tallo
vuelve jamás al árbol que la dejó caer…
Li Po
El poetizar es lo primero que deja entrar el habitar del hombre en su esencia. El poetizar es el originario hacer habitar Martin Heidegger
En efecto, la tarea del Poetizar es hacer habitar. Pero para construir este hábitat hay primero que tomar medidas (Métron): respecto al cielo y respecto a la tierra, respecto a los divinos y respecto a los mortales. Éste fue de hecho el planteamiento final del mentado Heidegger, su famosa metáfora (cuasi teológica) en torno a la cuadernidad o a la cuadratura (o cuaderna): el poetizar, en cuanto que lleva el lenguaje al ser, habilita la construcción de la casa del Ser, que es aquello que por sí mismo tiene poder sobre el hombre. Tomar-la-medida de esa presencia ausente (cielo y tierra, divinos y mortales) es la esencia del construir para dejar entrar el habitar del hombre en su esencia. Y si el poetizar habla en imágenes es debido a que toma la misteriosa medida del cielo: no son meras fantasías o ilusiones, sino que es la imago vera la que toma el cuerpo, y todo el ser, del poeta… De este modo lo extraño del cielo (y de lo divino, lo numinoso) se nos vuelve familiar, cercano, tal y como se refleja a la perfección en la magnífica obra Los Ojos de la Noche. Su autora, la escritora, peregrina y chamana Angela Castillo, logra envolvernos con su magia y su luz y deja una vez más a la tierra ser tierra para habitarla como morada abierta: deja entrar el habitar del ser humano en su esencia, en lo abierto/claro como la casa del ser…
‘Semillas de un Sueño’, ‘Girasoles al Amanecer’, ‘Poemas Peregrinos’, y ahora ‘Los Ojos de la Noche ’, constituyen algo más que una serie de libros. Es mucho más que eso... La escritora jiennense nos abre su alma y su corazón en lo que no deja de ser una Obra, una Ars Magna, que nos conduce, a través de un viaje alucinante, a las más recónditas -y a la vez abiertas- Moradas del Alma… Cuando quise abordar el escribir un comentario sobre Los Ojos de la Noche , obra maravillosa que he leído recientemente, me pareció a todas luces imposible, puesto que ¿cómo traducir la íntima relación entre todos los elementos que componen la obra, y que se hayan tejidos como un sólo trazo?
La palabra justa, la belleza formal, la emoción contenida y profunda, la concisa brevedad, la sugerencia, la soltura de la frase y su fuerza expresiva son no solo características de esta obra, es que se constituyen además como sus valores inmortales. Permítaseme decir que a medida que la lectura avanza, iremos descubriendo el reino de los pasos perdidos, aquel en el cual jamás encontraremos influencia alguna, ni contaminación de palabras ya dichas, sino la vivencia más pura y diamantina de un alma que nos va sorprendiendo con su voz de incontables edades… Así, al comienzo del capítulo El Lago de los Sueños, podemos leer…
“Tu sueño viaja en un vehículo de palabras
que generan experiencias en el latido del tiempo.
La experiencia viaja en un cuerpo que camina a pie,
buscando el amor por los senderos de la vivencia.
El amor te ha encontrado en el camino.
El canto vive en ti en-amor-dado.
La palabra vive en ti en-amor-dada.
Las fuerzas de la naturaleza viven en ti en-amor-dadas.
A ver, cielo, ¿dónde vas a darle realidad
a tanto amor que se te ha dado?
¡Ay, Abuela! Pues en la casa de las golondrinas,
mirándome en el espejo del lago
que refleja las horas enamoradas de la magia,
con el propósito compartido en los ratos del día,
y el abrazo de las noches enteritas...”
Por mucho tiempo he leído a Angela Castillo. Cada vez que la leo, me causa un terremoto interior. Pues bien, ahora me ha vuelto a conmover en lo profundo con su obra Los Ojos de la Noche , que es poesía pura. Aquí, Angela nos regala su intimidad, y yo, junto a ella, también declaro: Sólo la luz del amor puede alumbrar donde no se ve nada... ¡Al leerte, amiga, lo que uno fue, lo que uno es, se transforma en poema! – Para mí, esta última obra tuya (que ojala sea la antesala de otras muchas, por favor) es la tercera etapa de un viaje al interior de ti misma, de esa zambullida tuya en la búsqueda de tu propio canto. Y es curioso, pues se percibe en todo cuanto afirmas que no te apegas a la voz que habla en tus personajes, que no consientes que ninguna de sus expresiones -tan puras, tan bellas- te impida crecer y continuar explorando las diversas rutas del ser…
Y es que eres una Peregrina del Alba… Tu proceso de creación ya revela de por sí la hondura de tu espíritu. Nunca escribes de manera inmediata, sino que te llega la emoción o la idea, y dejas que todo repose en el imaginario para luego sentarte a trabajar recurriendo a la evocación. Me agrada mucho este método tuyo, que es fácil de intuir al leerte, puesto que hace posible que tu canto no pierda nunca el aliento y espontaneidad, ganando así en meditación y en profundidad. Cuando escribes dejas que las cosas fluyan con naturalidad porque sabes que el poema no puede ser cosa forzada, y esto hace posible además que puedas mirar la idea desde distintos ángulos, sin apasionamiento excesivo, intentando aprehender con propiedad y fuerza cada palabra… Como bien dices, en tu obra, en el capítulo El Tejido de la Recapitulación …
“Es un proceso de ir quitando los velos que ocultan tu verdad, o de ir dando un paso más hacia el fondo en el intento de aclarar enredos. Y aunque parece que nunca encuentras el otro cabo en la madeja de olvidos, lo importante es que en cada Recuerdo se hace más sensible y penetrante la visión, llegando al Instante en el cual tu mirada sonríe en la Gran Mirada. Sonrisa que no es autocomplaciente sino entendimiento. Comprensión que no es intelectual sino claridad. Claridad que no tiene sombras puesto que abarca todos los ángulos y penetra los rincones de cada interpretación…”
Llegando al Instante en el cual tu mirada sonríe en la Gran Mirada … El bello misterio de Los Ojos de la Noche reside justamente aquí. Sí, porque la música que oímos de fondo nos viene a decir, en cada línea, en cada palabra, en cada silencio que la comprensión es, en efecto, y ante todo, claridad. Por eso, con esta obra llena de magia, Angela viene a defender: con la inteligencia lo que con la razón no se sostiene, con la visión lo que es invisible y con poesía lo que no tiene palabras o es mucho más que ellas… Literatura, al fin, al servicio de lo puro, de lo virginal, de la fe en el Origen… Los manantiales de esta obra discurren, no se ilustran, ni se instruyen. Angela, a Dios gracias, no es una intelectual. Libre, selvática, sin el peso de sus propios pensamientos, sin esa cárcel llamada razón, ve en lo innombrable, y nos cuenta lo que hay en el misterio con otro misterio. De este modo cumple con su función sagrada de desvelar sin desvelar… ¡Qué regalo más inmenso para quien sabe escucharla!
En el capítulo La Unidad de Conciencia, que es uno de los que más me han impactado, escribe así Angela: “Resuena ahora en tus memorias el latido del único corazón. El impulso vital te empuja a expandirte hasta el último olvido, que siempre es el primero, para que despierte en ti la primera conciencia, que siempre es la única. Eres en el reino de la unidad. No estás ni dentro ni fuera. Eres todo cuando no te identificas, eres la parte que se define, y eres la nada donde renaces a cada instante…” - ¿Hasta qué confines del universo del espíritu puede llegar a viajar un ser humano para escribir de esta manera tan nítida, tan bella, tan profunda y verdadera? Tu ser, mi querida peregrina, se fundió con el Todo cuyo círculo está en todas partes y su centro en ninguna… Bebiendo en el mismo manantial que los seres invisibles que se hacen los encontradizos con nuestras miradas, no quedó en tu alma ni un ápice de reticencia o de cálculo, ni un átomo de negación o de duda. Ante esta esplendorosa realidad, ¿qué importan ya las pruebas que reserve la vida, o “las decepciones de la experiencia”? Tú haces algo más que mantener la vibración muy alta en cada una de tus palabras: nos entregas lo inesperado… - Sin duda, el tiempo se vengará: es el dueño y señor de la tierra, el verdadero príncipe de este mundo, que lo puede todo en su reino, hasta llegar a persuadirnos, estrujándonos entre sus garras, de que esta plenitud no fue más que un sueño, un espejismo tal vez. Pero lo que el tiempo no puede es evitar que el Espíritu que nos habita traspase sus límites. Perderemos quizá la memoria de esta hora que no sonó en ningún reloj humano: lo que fue presencia pura ya no será siquiera un recuerdo. Pero no importa, porque la Eternidad nos sonrió a todos los que te leemos y escuchamos por sobre la fluctuante ola del tiempo. Podrá desvanecerse el reflejo, podrán desaparecer las estrellas, pero quedará siempre la Luz sempiterna que emerge de la Casa de las Golondrinas…
Para quien quiera adquirir cualquiera de las obras de Angela Castillo, puede asomarse aquí:
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